Tradicionalmente, el Noveno Arco se ha considerado como la simbólica Puerta de la Muerte. Son ahora las doce en punto, un buen momento para suspender nuestras labores y orar para comulgar con el Supremo Arquitecto del Universo. El número doce (medio día) ha sido considerado un número sagrado en la mitología y algunos lo explican como producto de multiplicar los tres lados del triángulo por los cuatro lados de la escuadra. El triángulo represente los tres atributos de la Deidad: Su Omnisciencia, Omnipresencia y Omnipotencia, es decir, la Sabiduría Universal, la Paz y el Poder. El otro doce (media noche) consiste de los mismos números, pero alude a la muerte, o bien a la media noche de la vida. Hiram Abif pasa de la plataforma espiritual a la plataforma temporal, donde de nueva cuenta se reúne con el candidato que continua buscando la Verdad Divina. Hiram Abif, al tanto que circunvala lentamente la Sala imitando el movimiento del Sol, pronuncia su discurso acerca de la muerte, y explica que todos los hombres son iguales ante los ojos de Dios, tanto el más joven de los aprendices admitidos como el mismo rey Salomón. Segunda Sección Como la luz primera del día viene del Este, entonces enseñamos a mirar al oriente para ver la claridad. Este paso simboliza la reverencia hacia el cambio, así como alternamos nuestros pasos cuando avanzamos de grado, incluyendo al grado de Maestro Real.
Se piensa que esto alude al cruce del sol en los hemisferios norte y sur, entre las dos señales del Zodiaco, Capricornio y Cáncer, en un movimiento en zigzag. Cuando ambos hemisferios están fuera de extremo a extremo, con dos líneas paralelas en los lados, formando un cuadrado oblongo o la forma de una casa. Una línea es la señal del Alfa y la otra del Omega, primera y última letras del alfabeto griego, que equivalen al principio y fin de cualquier cosa. Alfa y Omega, Principio y Fin, son el símbolo de Dios. Este pasaje, que era leído del Apocalipsis, ahora se lee del Libro de las Revelaciones.
El triángulo equilátero, en este momento del ritual, representa a nuestros tres Grandes Maestros; el triángulo roto representa la alegoría de la vida: algunos deben ir, otros permanecer y otros continuar. El número siete era sagrado en las ceremonias y en las escrituras hebreas. El séptimo día era el día sabático; Salomón estuvo siete años durante la construcción del Templo; normalmente hay siete años del sabático; los periodos de fiesta tenían siete días, y el siete representa la integridad. El Santuario del templo siempre tuvo doce barras de pan, representando a las doce tribus de Israel. Era un símbolo el pan de la vida eterna, y por esa razón lo tenemos nosotros en la presencia de Dios. El mueble principal en el Templo de Salomón, dentro del Santuario, era el Arca de la Alianza, y estaba protegida por los Querubines y entre sus alas estaba el Shekiná, y una nube permanente mientras consultaba el Sumo Sacerdote. El Altar del Incienso, hecho de madera y recubierto de oro. Se quemaba incienso todas las mañanas, Sobre la mesa los vasos, las ollas, las palas, las cubetas, así como todos los utensilios necesarios, hechos de oro y latón.
EL MAESTRO SELECTO
Este grado inicia aludiendo la personalidad de Zabud, quién era un amigo cercano del Rey Salomón y que además aparece en varios grados masónicos. Para muchos masones, Zabud tenía una personalidad fuera de lo común, y las Sagradas Escrituras afirman que en verdad era un amigo muy cercano de Salomón. Zabud fue uno de los hijos del profeta Nathán, quién era consejero principal del Rey David y quién consumó la estrategia del Rey David y Bat-Sheaba para que Salomón llegase al trono, en lugar de Adonijah, quién debió haber sido. Zabud debió haber tenido la misma edad que Salomón y es probable que haya sido en la Corte Real donde Zabud logró la amistad y la confianza de Salomón al grado que éste le denomino “mi amigo particular favorito”. El Diputado Maestro refiere el número 27, que también se alude en la ceremonia del cierre. Aunque la ceremonia del cierre le refiere de modo diferente, algunos autores creen que los 27 miembros se tomaban cada uno de las doce tribus de Israel, los tres obreros que descubrieron el triángulo roto escondido por Enoch antes del Diluvio, los nueve Grandes Maestros de los Arcos, uno de ellos era Ahishar y nuestros tres Grandes Maestros. El grado de Maestro Selecto, o el edificio de la Bóveda Secreta, se origina entre la primera y segunda sección del grado de Maestro Real.
Esto se explica diciendo que los secretos del Maestro no se trajeron a la luz sino hasta mucho tiempo después de que la existencia del grado de Maestro Real haya sido conocida y reconocida. En otras palabras, para solo hablar del punto de vista tradicional, los Maestros Selectos habían sido designados para realizar la tarea asignada y habían concluido sus labores sin ser reconocidos como una clase de obreros del Templo. Su ocupación, tanto como su existencia misma, de acuerdo con la leyenda, eran desconocidos durante los trabajos del Primer Templo. El castigo que Ahishar mereció era necesario en la lucha por la vida, pues solo tendrán éxito quienes estén en guardia permanente. No se duda de la existencia de inmensas bóvedas bajo la estructura del Templo de Salomón. La leyenda sostiene la previsión que Josiah tuvo de la destrucción del Templo ordenando el depósito del Arca de la Alianza en la Bóveda Secreta donde fue encontrada por algunos de los obreros de Zorobabel en los restos del Segundo Templo. La leyenda masónica, sea auténtica o no, enseña que había un Arca en el Segundo Templo, pero que no era la original depositada en el Primero, sino una que se había construido en sustitución de la primera y expresamente para el Segundo Templo. Es esta Arca la que se nos presenta en el grado de Maestro Selecto y que, siendo una réplica exacta de la mosaica, se conoce justamente en la Francmasonería como el Arca suplente.
En el sistema masónico hay dos templos; los grados del Antiguo Gremio —la masonería azul— se interesan en el primer Templo, y los grados más altos, sobre todo el Real Arco, se relacionan con el segundo Templo. El primer Templo es simbólico de la vida presente, el segundo de la vida por venir.
En el primer Templo la vida presente debe destruirse desde sus cimientos y en el segundo Templo debemos construir la vida eterna. Para llegar a los resultados representados por la Piedra masónica fundacional —tan eminente en el grado de Maestro Selecto— debemos pensar en el progreso verdadero del alma del primer al segundo Templo; esa búsqueda es la labor esencial del masón y su descubrimiento es su premio.
Este es un símbolo fundamental del mensaje de la masonería críptica y es una de las alusiones más bellas a la idea de inmortalidad del alma, es el pase del mundo terrenal al mundo superior invisible, el pase de la vida a la muerte, que es otra o quizá la verdadera forma de la vida.
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